El reino monera
Se trata del primer reino en existir, cuando la vida se originó de un modo u otro en el planeta. Su simpleza les permitió surgir en las hostiles condiciones iniciales de la Tierra, y aún hoy es posible hallar moneras en hábitats hostiles a las demás formas de vida. De ese modo, entender las moneras es estudiar el origen mismo de la vida. Por si fuera poco, muchas de ellas son agentes infecciosos del ser humano, cuya comprensión permitirá combatir mejor enfermedades y salvar vidas.
Las especies del reino monera pueden ser muy diversas en su morfología y hábitos de vida, pero tienen características mínimas de simpleza evolutiva y biológica que las unifican, tales como:
- Miden de 3 a 5 micrómetros. Se trata de los seres vivientes más pequeños que existen en el planeta.
- Son unicelulares y procariotas. Se trata de organismos unicelulares, o sea, células autónomas que no forman tejidos, ni colonias, ni organismos más complejos, y que además carecen de núcleo celular en donde repose su ADN.
- Sin orgánulos de ningún tipo. A diferencia de las células eucariotas, mucho más grandes y complejas a lo interior, las moneras son células sin “órganos internos” como mitocondrias o plastos, aunque sí poseen estructuras simples que cumplen procesos internos.
- Reproducción asexual. Los procesos de reproducción de las moneras no involucran la meiosis o producción de gametos (células sexuales), sino que implican la fusión binaria y otros procesos en que un individuo da origen a dos idénticos.
- ADN circular. El ADN de estas especies se encuentra suelto en el citoplasma y tiene circular en vez de doble hélice, siendo mucho más simple y pequeño.
- Nutrición. Muchas moneras son heterótrofas (saprófitas, parásitas o simbióticas), o sea, se alimentan de materia orgánica del medio ambiente; pero también pueden ser autótrofas (fotosintéticas o quimiosintéticas), aprovechando la luz solar o las reacciones químicas del entorno para fabricar su propio alimento.
Comentarios
Publicar un comentario